En Santiago, Chile, la defensora de derechos humanos Catalina Salazar enseña hip-hop a estudiantes y prisioneros para que adquieran autoestima y anima a jóvenes a usar las artes como un instrumento para la consolidación de la paz.

En Uruguay, un grupo de 28 mujeres se ha puesto de pie para responsabilizar a más de 100 personas por torturas y agresiones sexuales cometidas por el régimen militar que gobernó el país entre 1973 y 1985.

«Dadas las desproporcionadas consecuencias que la COVID-19 ha tenido para los pueblos indígenas, su participación es más fundamental que nunca.» Ilze Brands Kehris, Subsecretaria General de Derechos Humanos, intervino durante una mesa redonda sobre pueblos indígenas y la COVID-19 en el Consejo de Derechos Humanos.

Durante los últimos 30 años, el Fondo Fiduciario de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para luchar contra las Formas Contemporáneas de la Esclavitud ha respaldado económicamente 400 proyectos en 104 países que tienen como objetivo apoyar a supervivientes en su proceso de curación, recuperar su dignidad y crear oportunidades sostenibles para su futuro.